204 años del primer izamiento del pabellón argentino en las Islas Malvinas

Un 6 de Noviembre de 1820, en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el Coronel de Marina de origen norteamericano David Jewett, al mando de la fragata “Heroína”, tomó posesión de las Islas Malvinas.

La Declaración de la Independencia encontró a las Provincias Unidas del Río de la Plata con muy pocos recursos para consolidar su presencia en los confines del vasto territorio que habían heredado de España. En este complejo escenario, el gobierno tenía el enorme desafío de velar por su integridad y para ello se vio obligado a recurrir a los corsarios.

Fueron ellos quienes, durante casi una década, defendieron este territorio. Por entonces, las amenazas próximas a la capital del ex Virreinato del Río de la Plata habían demorado la llegada al sur. Esta situación se modificaría en 1819, cuando el Directorio de Juan Martín de Pueyrredón otorgó patentes de corso para consolidar nuestra presencia en las tierras australes.

En agosto de ese año, al armador Patricio Lynch obtuvo una patente, y comenzó a organizar una expedición a las Islas Malvinas a bordo de su fragata “Heroína”. Al mando del Coronel de Marina de origen norteamericano David Jewett, la unidad zarpó en enero de 1820 con instrucciones de recorrer el Atlántico Sur y llegar a las Islas Malvinas.

Las condiciones estaban dadas para realizar una fructífera misión. La realidad fue otra: llegar al archipiélago fue una misión costosa y muy hostil. El corsario Jewett navegó a lo largo de diez duros meses al enfrentar adversidades climáticas y sortear la falta de provisiones y una epidemia que afectó a gran parte de su tripulación.

Pese a los trastornos de su viaje, arribaron a Bahía de la Anunciación en el mes de octubre, frente a las ruinas de la antigua capital española. Finalmente, el 6 de noviembre de ese año el Coronel Jewett, frente a los capitanes y tripulaciones de los buques de varias nacionalidades anclados en Puerto Soledad, izó por primera vez el pabellón argentino acompañado de una salva de 21 cañonazos.

Luego de varios meses de permanencia, el estadounidense solicitó al Gobierno su relevo como Comandante Militar de las islas, siendo reemplazado por el Teniente Coronel Guillermo Masón durante los primeros meses de 1821.