Las actividades pesqueras de la China, entre enero y el 31 de mayo de 2022, cerca de las zonas económicas exclusivas de Ecuador, Perú y Argentina, fueron cuatro veces mayores que las de todos los demás países juntos en las mismas áreas, reveló una investigación de The New York Times.
“Es cada vez más claro que los intereses de la pesca comercial china son de gran alcance y tienen implicaciones masivas para la pesca marina mundial”, dijo el 22 de octubre a Diálogo la Dra. Marla Valentine, directora de la Campaña de Transparencia y Pesca Ilegal de la ONG Oceana, dedicada a la conservación de los mares del planeta. “Su actividad en las costas de Sudamérica es solo un ejemplo de cómo las flotas de aguas distantes no reguladas pueden eliminar grandes cantidades de recursos marinos en un período relativamente corto”.
Durante las últimas dos décadas China construyó la flota pesquera de aguas profundas más grande del mundo, con casi 3000 barcos.
Habiendo agotado los peces en sus propias aguas, China ahora pesca en cualquier océano del mundo, y en una escala que eclipsa a las flotas enteras de algunos países cerca de sus propias aguas, indica el New York Times.
La flota china también está relacionada con la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) y otras actividades ilegales, incluida la invasión de aguas territoriales de otros países, los abusos laborales, y la captura de especies en peligro de extinción, agregó.
La escala a la que trabajan las flotas chinas es posible gracias a buques nodriza, cargueros refrigerados apoyados y avalados por el Estado, como el buque Hai Feng 718, propiedad de la estatal Corporación Nacional de Pesca China. Estos buques sirven de bodegas y transportan combustible y suministros a la flota pesquera, que descarga su pesca y se reabastecen en alta mar. No necesitan regresar a puerto y pueden pescar casi continuamente, indicó el New York Times.
En todo 2021, la flota pesquera china pasó casi 400 000 horas, pescando en las mismas zonas en Latinoamérica.
“La pesca china representa el 40 por ciento del esfuerzo pesquero mundial”, explicó Valentine para graficar la magnitud del daño chino. “Sólo la flota pesquera visible de ese país [que transmite su posición con el sistema de identificación automática o SIA], pescó durante tres años más de 47 millones de horas en el mundo, con barcos pesqueros activos que pueden llegar a 17 000 en un año”.
Como parte de su modus operandi, en 2021 naves nodrizas chinas realizaron trasbordos no regulados frente a las costas de Argentina, con lo que extendieron la permanencia de su flota, reveló Insight Crime, organización dedicada al estudio del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe. “Los trasbordos no regulados son una controvertida práctica en la que se transfiere la pesca (…), que les permite a los barcos dar apariencia legal al pescado captado, y agota las reservas de peces”.
“Los barcos chinos están activos de manera permanente en las costas de Sudamérica y se trasladan estacionalmente. De enero a abril se concentran en las costas de Argentina y Uruguay; de mayo a septiembre principalmente en las aguas de Ecuador, Perú y Chile”, apunta Valentine. “El objetivo de la flota es perseguir principalmente las poblaciones de calamares con buques poteros y arrastreros de fondo, que también obtienen merluzas, gambas rojas y peces de la especie granaderos”, agregó.
“El mantenimiento de la flota china solo es redituable porque opera a través de varios subsidios: el que le da el Gobierno de China al combustible, a la construcción de embarcaciones, y a la asistencia de tecnología satelital y de información de inteligencia para evitar los controles”, indicó al portal Infobae el coordinador de océanos-pesca, Milko Schvartzman, de la ONG argentina Círculo de Políticas Ambientales. “Además del trabajo semiesclavo de tripulaciones de origen indonesio, filipino y africano que sufren diversos tipos de abuso, el subsidio para el incumplimiento de las normas ambientales, laborales o de seguridad de la navegación”, explicó Schvartzman.
A pesar de que China se ha comprometido a recortar los subsidios a las empresas pesqueras y, por ende, a los buques que realizan la pesca INDNR, algunos expertos se muestran escépticos. “Es una obviedad y es bienvenido el anuncio, pero no significa ningún cambio en la realidad”, dijo Schvartzman.
Para Oceana, es esencial que los gobiernos y las organizaciones regionales de gestión pesquera exijan el uso constante de dispositivos SIA protegidos contra manipulaciones en todos los barcos pesqueros, advirtiendo que estos seguimientos son clave para la transparencia y la responsabilidad pública de las operaciones pesqueras mundiales.
“[Los SIA] mejoran la seguridad marítima, ayudan a combatir la pesca ilegal y aumentan el cumplimiento de las leyes y reglamentos (…). Los gobiernos deben promover una cultura de transparencia al compartir públicamente los datos de ubicación y divulgar las autorizaciones de pesca al público”, finaliza Valentine.
POR GUILLERMO SAAVEDRA – PARA DIALOGO-AMERICAS