El inicio de un nuevo proceso de certificación MSC para el langostino costero de Chubut reabre el
debate sobre eficiencia, gobernanza y articulación sectorial en clave de sostenibilidad.
Entrevista a Giuliano Falconnat, Director del Grupo SIP.

En el universo de la sostenibilidad pesquera, no todo se mide en toneladas, indicadores o
puntuaciones netamente estadísticas. A veces, los procesos dicen tanto como los resultados. El
reciente anuncio del inicio de un nuevo proceso de certificación MSC para el langostino costero de
Chubut, con un grupo cliente distinto al ya certificado, vuelve a poner en discusión cómo se
construyen —o se fragmentan— los caminos hacia la sostenibilidad.
—¿Qué implica concretamente este nuevo anuncio de certificación?
Implica el inicio formal de un proceso MSC para el langostino costero de Chubut con un grupo cliente
diferente al que obtuvo la certificación previamente. Hoy ese grupo está integrado únicamente por
Estrella Patagónica S.A., aunque existe una manifestación clara de interés de alrededor de cinco
frigoríficos adicionales, que por distintas razones quedaron fuera del primer proceso y que se
incorporarán en una etapa próxima.

—¿Por qué no se logró un proceso unificado desde el inicio?
Desde el punto de vista del estándar y de la lógica de sostenibilidad, la unificación siempre es el
escenario más deseable. Y, de hecho, fue el camino que se intentó recorrer durante más de tres
años, con gestiones sostenidas tanto a empresas individuales como al líder del grupo previamente
certificado. Al recibir una respuesta negativa en cuanto a la incorporación de la empresa interesada,
se decidió avanzar en dirección a un proceso paralelo de certificación.
—¿El MSC permite estos caminos paralelos?
El sistema los permite, pero no los promueve. El MSC es uno de los esquemas más transparentes
que existen, y tanto el estándar de pesquerías como los códigos de proceso están diseñados para
asegurar comparabilidad, homologación y convergencia futura, especialmente a través de la
unificación de planes de acción una vez lograda la certificación final. Es decir, el MSC fomenta la
unificación de procesos de certificación de pesquerías, y en casos donde no se logra el común
acuerdo entre los grupos cliente interesados, prevé la posibilidad de llevar adelante caminos en
paralelo.
—Este esquema recuerda lo ocurrido con la centolla. ¿Ves un patrón?
Hay similitudes claras, y vale decirlo con total transparencia: en el caso de la centolla, desde el
Grupo SIP también nos toca llevar adelante el proceso de certificación paralelo iniciado luego de la
certificación del primer grupo en 2022. En ambos recursos, los procesos terminan convergiendo
porque el propio estándar así lo exige.
—¿Cómo debería leerse este nuevo proceso?
Como un avance. No perfecto, pero avance al fin. Cada certificación eleva la vara, fortalece la
gestión del recurso y construye sostenibilidad real, más allá de los recorridos individuales.
—¿En qué beneficia la Certificación MSC a nuestras pesquerías?
Alcanzar estos estándares pone en valor nuestros recursos pesqueros, permite a las empresas
optimizar procesos garantizando mayor eficiencia y control, lo cual se traduce en el acceso a
nuevos y mejores mercados que no solo valoran, sino que comienzan a exigir este tipo de sellos
para adquirir los productos.