En plena II Guerra Mundial, el deportista y navegante Vito Dumas zarpa del puerto de Buenos Aires en un velero para dar la vuelta al mundo por la ruta del paralelo 40, que se llamó “los cuarenta bramadores” por el mal clima que debía atravesar.
Vito Dumas nació en Buenos Aires, el 26 de septiembre del año 1900 y falleció el 28 de marzo de 1965. Fue un navegante y deportista argentino que practicó natación, boxeo y atletismo. Es también el primer navegante solitario en recibir The Slocum Award por cuatro fantásticos viajes, donde se destaca la vuelta al mundo por los 40º de latitud sur.
La hazaña la concretó al cabo de 401 días de navegación en solitario por lo cual tomo el apodo del «Navegante Solitario».
Su primer azaña la concretó el 13 de diciembre de 1931, sin haber navegado jamás en mar abierto, partió del puerto de Arcachón en Francia, en su embarcación el «Lehg», construida en ese país en 1918. La «Lehg» tenía 15m de eslora y 2,15 de manga. Con ella navega 4500 millas náuticas en solitario.
Dormido, vara cerca de Río Grande do Sul donde lo rescata la Marina brasileña. Con la madera del Lehg ya podrida, arriba a Buenos Aires el 13 de abril de 1932. Después de 121 días de navegación recaló el 12 de marzo de 1932 en el Yacht Club Argentino en Buenos Aires.
Los cuarenta bramadores (el viaje alrededor del mundo)
El 27 de junio de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, partió para su mayor hazaña: la vuelta al mundo en solitario. La ruta que siguió recibe el nombre de «Los cuarenta bramadores» por el itinerario cercano al paralelo de 40º sur, zona de fuertes vientos y frecuentes tormentas, denominada, también «la ruta imposible» debido a que varios navegantes la habían intentado y pereciendo en ella.
Luego de haber recorrido 20.420 millas marinas (37.818 km) a través de tres océanos, regresó durante la mañana del domingo 7 de septiembre de 1943, 437 días después, de los cuales 274 fueron navegando.
Este objetivo se logró gracias a que en 1934 Dumas había hecho construir un barco al que bautizó «Lehg II» en los astilleros Parodi de la localidad de Tigre. Era un doble proa, eslora de 9,55 metros, manga de 3,30 metros, calado de 1,70 m totalmente cargado. Poseía una quilla de hierro de 3500 kilos; arbolado a ketch (o sea, con dos mástiles, el menor de ellos a popa). Le ayudaron en el trabajo de preparación de su barco la revista «El Gráfico», sus amigos de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) de Buenos Aires, en la cual era socio, un almacenero del Bajo Belgrano y los timoneles del Club Náutico Buchardo.
En 1937, probando este barco, puso proa a Río de Janeiro, y un viento de casi 140 km por hora le rompió el velamen y le hizo dar una vuelta en campana. Pese a todo, recobró su posición normal y siguió navegando. Luego de este viaje decidió desprenderse de este barco vendiéndoselo al doctor Rafael Gamba. Pero años después le surgió la idea de dar la vuelta al mundo y entonces se lo compró a Gamba nuevamente.
Un amigo de Vito, Manuel Maximiliano Campos, le diseñó algunos cambios que consistieron en darle una propulsión mediante un juego de cuatro velas: un tormentín, una trinquetilla, una mayor, y una mesana. También le agregó un juego completo de recambio, una vela más pequeña para las tormentas y otra enorme confeccionada con tela muy delgada que haría las veces de ballón en el caso de aguas calmas.
Como estaba en pleno apogeo la Segunda Guerra Mundial, tuvo que asegurarse proveerse al máximo, pues las ventas en los distintos países podían llegar a estar fraccionadas y restringidas. Solo contaba con diez libras esterlinas que le prestó un amigo para viajar: «Total para qué quiero dinero, si en navegación no voy a gastar«, se justificó risueñamente. Así que calculó provisiones para un año: 400 botellas de leche esterilizada y gran cantidad de leche chocolatada, latas de cocoa; veinte kilos de harina de lentejas, arroz, garbanzo, arvejas, diez kilos de yerba mate, latas de aceite y 80 kilos de corned-beef, manteca salada, chocolate en barras, leche condensada, 70 kilos de papas, 5 de azúcar, frutas confitadas, mermeladas, tabaco para pipa y cigarrillos, cajas de fósforo, galletas, botiquín de primeros auxilios, dosis de vitaminas A, B, C, D y K y glucosas para la falta de calorías. Llevó una cocina y alumbrado que utilizaban kerosén así como 400 litros de agua potable.
Poco antes de partir justificó su viaje con esta frase «Voy en esta época materialista, a realizar una empresa romántica, para ejemplo de la juventud».