Hace 55 años , en la ciudad de Córdoba, una rebelión obrera y universitaria marcó el principio del fin del gobierno militar del general Juan Carlos Onganía. El Cordobazo fue un episodio inigualable en el siglo XX argentino, una jornada de protesta y violencia que logró poner en jaque a un régimen dictatorial.
Afectado por las repercusiones de la manifestación que ocurría a más de 700 kilómetros de la Casa Rosada, Onganía, que encabezaba la autodenominada Revolución Argentina, finalmente cedió a la presión. Así se desencadenaron los sucesos que culminaron en que, meses después, el general Alejandro Agustín Lanusse, designara en la presidencia a Roberto Marcelo Levingston.
En particular, esa mañana del 29 de mayo de 1969 se inició con un paro activo de las dos CGT de Córdoba. Enseguida, las fuerzas policiales se vieron desbordadas por un gran número de trabajadores que consiguieron la adhesión de grupos universitarios. También centenares de vecinos de clase media colaboraron con la movilización. Los manifestantes levantaron barricadas contra la policía. Horas después, los violentos enfrentamientos dejaron una saldo de una docena de muertos.
Onganía pidió a Lanusse, jefe del Ejército, que desplazara tropas del Tercer Cuerpo. Horas más tarde, el ingreso del Ejército redujo las acciones al barrio «Clínicas«, sede de decenas de pensiones estudiantiles, simultáneamente, se producía el allanamiento de la CGT con la detención de varios dirigentes obreros, entre ellos, Agustín Tosco.
El Cordobazo tuvo un efecto multiplicador. Fomentó el accionar de distintas agrupaciones, algunas de las cuales derivaron en organizaciones políticas armadas como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Montoneros y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), además de nuevas líneas internas en los partidos políticos y movimientos universitarios de peso.
Aquella jornada de los últimos días de mayo de 1969 constituyó un factor determinante para el debilitamiento y la posterior destitución de la dictadura de Onganía. El general fue finalmente depuesto en junio de 1970 por las tres fuerzas armadas (órgano supremo de la autodenominada Revolución Argentina), que designó al general Roberto Marcelo Levingston para ocupar el cargo de presidente.
Levingston se propone seguir con sus planes a largo plazo, pero la Junta de Comandantes le pide la renuncia el 23 de marzo de 1971. Fue sucedido por el teniente general Alejandro Lanusse.