La industria pesquera de Chubut se ve sumida en una crisis sin precedentes

Las expresiones del general manager de San Isidro sintetizan el escenario actual. La industria pesquera de Chubut se ve sumida en una crisis sin precedentes, donde las aguas embravecidas de un conflicto gremial amenazan con ahogar buena parte de la estabilidad económica del sector.

Damián Santos

“El Gobierno trabaja para la vuelta al trabajo, los empresarios hacen ofertas más allá de sus posibilidades y de la inflación, la gente llama desesperada por volver a trabajar. ¿Tan difícil es? ¿Sabrán todos los actores que día que se pierde no se recupera?”, planteó estas últimas horas en su cuenta de X (ex Twitter) el empresario Damián Santos, en el marco del conflicto entre el STIA y CAPIP que hoy mantiene paralizada a la actividad pesquera provincial, publicó Canal 12 – Web.

Desde el último tiempo el reconocido actor de la industria patagónica, se ha erigido como vocero de la preocupación generalizada. A través de sus declaraciones en redes sociales, analiza habitualmente el complejo panorama que enfrenta la industria, donde las expresiones de desesperación de los trabajadores y la incertidumbre económica arrojan sombras sobre el futuro.

El canal patagónico asegura que las ofertas empresariales, que según Santos “van más allá de sus posibilidades y de la inflación”, añaden una capa adicional de complejidad. La volatilidad en la demanda y los precios internacionales del langostino contribuyen al caldo de cultivo de incertidumbre, elevando los desafíos para encontrar una resolución sostenible.

Inicialmente, el STIA buscó adelantar el reajuste paritario de marzo a enero, agregando una suma fija de 300 mil pesos para que los trabajadores puedan hacer frente al incremento inflacionario. Aunque han disminuido sus pretensiones a 280 mil pesos, condicionan este ajuste a que las empresas reviertan las suspensiones aplicadas por no acatar la conciliación obligatoria.

Las consecuencias de la paralización son palpables. Pérdidas millonarias por día impactan en toda la cadena productiva, y la decisión de algunas empresas de cerrar temporalmente sus operaciones en Puerto Madryn, revela la gravedad de la situación.

Conarpesa, con casi cinco décadas de historia en Puerto Madryn, anunció que, debido al conflicto con el sindicato de la alimentación, adelantaría el cierre de la temporada de Rawson. Esta medida fue acompañada por el anuncio del propio Fernando Álvarez Castellano, quien comunicó que lo capturado en la próxima zafra provincial se procesaría en el frigorífico de Agropez, instalado en Puerto Rawson. La magnitud de esta decisión no solo señala el impacto directo del conflicto en Puerto Madryn, sino que también plantea la posibilidad de un cambio significativo en la distribución de la actividad pesquera en la zona.

Incluso el Grupo San Isidro también está evaluando seriamente la posibilidad de trasladar parte de sus operaciones a Rawson. Este movimiento estratégico, si se materializa, podría tener un impacto considerable en el equilibrio económico de la región y en la dinámica laboral de Puerto Madryn.

Estos cambios operativos, motivados por la alta conflictividad sindical y las dificultades para encontrar una resolución al conflicto, plantean un desafío adicional. La reubicación de empresas prominentes no solo afecta la estabilidad económica de la localidad afectada, sino que también subraya la necesidad urgente de encontrar soluciones sostenibles que eviten que otras empresas sigan el mismo camino.

La población, sumida en la incertidumbre, clama por una pronta solución. Muchos son los obreros del marisco que desean regresar a sus labores y comunidades, como las de Rawson, Trelew y Madryn se ven afectadas por la paralización del segundo eslabón económico más importante de Chubut. El riesgo de desempleo y la disminución de ingresos están latentes, haciendo que la crisis no sea solo industrial, sino también social.

En este contexto, el desafío es colectivo. ¿Quién asumirá la responsabilidad de revertir esta situación? El diálogo entre sindicalistas, empresarios y gobierno se presenta como la única tabla de salvación. Es necesario un compromiso real para preservar la industria pesquera, no solo como motor económico sino también como sustento vital para las comunidades portuarias de Chubut. La pregunta persiste: ¿se encontrarán las partes en la mesa de negociación para evitar que esta crisis se convierta en una marea irreversible? El futuro de la industria pesquera provincial depende de ello, finaliza la nota del Canal 12-Web.