Barcos fantasmas y permisos sin control, la trama oculta de la pesca industrial global 

Un detallado informe del laboratorio EqualSea, sobre pesca industrial global ha destapado una trama compleja y oculta que involucra a empresas fantasma, permisos cuestionables y flotas pesqueras que operan en las sombras.

El estudio revela que una parte significativa de la industria pesquera global funciona con una falta de transparencia alarmante, lo que dificulta saber quiénes son los verdaderos responsables del saqueo de los recursos marinos.

Este entramado, que en ocasiones parece sacado de una historia de espías, incluye barcos que cambian de nombre, empresas que se disuelven y reaparecen bajo otra identidad, registros casi imposibles de rastrear y sociedades anónimas interconectadas.

Este es el funcionamiento de gran parte de la industria pesquera mundial, una realidad que ha sido expuesta en el informe “Más allá del pabellón”, elaborado por el laboratorio EqualSea, por encargo de Oceana, una de las organizaciones internacionales más reconocidas en conservación marina.

El estudio analizó un vasto conjunto de 33.000 embarcaciones pesqueras industriales entre 2017 y 2021. El resultado es impactante: el 60% de esos barcos no tienen un beneficiario final identificable.

Esto significa que más de la mitad de la flota que extrae toneladas de recursos del océano cada día opera sin un dueño visible.

Milko Schvartzman, especialista en conservación marina y uno de los mayores referentes regionales en pesca ilegal, explica esta situación sin rodeos: «Lo que hacen muchos armadores es crear empresas que funcionan como cascarones para evitar ser identificados como los verdaderos dueños de las embarcaciones«.

Según Schvartzman, esta arquitectura empresarial está diseñada deliberadamente para ser confusa y puede incluir pirámides de sociedades conectadas entre sí, registros en países donde no se exige revelar la identidad de los accionistas, y un constante cambio de nombre o bandera.

Una misma persona puede estar en la cima de una estructura con varias empresas debajo, en distintos países, todas operando como si fueran entidades separadas. A veces, incluso, son los propios gobiernos los que están detrás de esos entramados, como ocurre con muchas embarcaciones chinas”, añade.

La falta de transparencia tiene consecuencias directas y graves. Si no se puede identificar al verdadero dueño de un barco, tampoco se le puede responsabilizar cuando infringe la ley, pesca de forma ilegal o destruye ecosistemas marinos.

El responsable de la depredación no es el marinero. Es el dueño final. Pero si no se lo identifica, nunca se lo sanciona”, explica Milko. “Y así se perpetúa el delito”.

El informe también revela que una porción significativa de estas embarcaciones operan en regiones muy alejadas del país donde están registradas. En el caso de África Occidental y el Pacífico, una de cada tres naves industriales es controlada por intereses extranjeros.

Esto es posible, graciasa contratos poco transparentes, intermediarios legales y registros diseñados más para ocultar información que para proporcionarla.

EL CASO ARGENTINO:

Argentina no escapa a este preocupante escenario. De hecho, según Schvartzman, el país está muy por detrás de otros de la región en lo que respecta a la transparencia pesquera.

No tenemos un registro público de embarcaciones. No sabemos con claridad quiénes son los dueños finales de los barcos que están pescando nuestros recursos. Es como si una parte del mar estuviera privatizada en secreto”, afirma el especialista.

Schvartzman agrega un dato aún más alarmante: “Hay barcos con permiso para pescar en Argentina cuyo armador está vinculado a embarcaciones que cometieron pesca ilegal».

Eso viola la Ley Federal de Pesca, pero se sigue permitiendo porque no se investiga a fondo quién está detrás de cada permiso”.

Ante esta problemática, el informe propone una serie de acciones concretas para mejorar la trazabilidad y combatir la impunidad en la industria:

  • Publicar los nombres de los beneficiarios finales de cada embarcación.
  • Transparentar los procesos de licencias y permisos.
  • Coordinar políticas globales para evitar que las empresas puedan esconderse detrás de múltiples banderas.

Hoy el mar es saqueado por flotas sin rostro. Y los países —incluido el nuestro— les abren la puerta”, advierte Schvartzman. Mientras tanto, las consecuencias ambientales, económicas y sociales siguen acumulándose: ecosistemas destruidos, recursos agotados, trabajadores en condiciones precarias y una ciudadanía que, en muchos casos, ni siquiera sabe quién se está llevando sus recursos marinos.

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