El 30 de Noviembre de 1985, los presidentes de Argentina, Raúl Alfonsín, y de Brasil, José Sarney, firman en la ciudad misionera de Puerto Iguazú una declaración en favor de la integración económica entre ambos países.
La Declaración de Iguazú sentó las bases para la creación, seis años después, del MERCOSUR, el bloque que ambos países comparten con Paraguay y Uruguay.
En un ámbito latinoamericano marcado por una deuda externa cada vez más protagonista, el incremento de políticas proteccionistas en el comercio internacional, la imposibilidad de contraer créditos en el exterior y un progresivo deterioro en los términos de intercambio comercial, la firma de la Declaración de Iguazú implicó como aspecto clave la creación de una “Comisión Mixta de Alto Nivel para la Integración entre Argentina y Brasil.”
Ambos países acababan de salir de períodos dictatoriales y enfrentaban una crisis económica y la necesidad de reorientar sus economías.
Una de las alternativas que se vislumbraban era promover el desenvolvimiento económico de ambos países, para, juntos, integrarse al mundo. Si bien la idea de integración sudamericana para algunos era vista como algo abstracto (debido a varias experiencias de iniciativas pasadas que no habían prosperado), esta vez fue diferente. En este sentido, la experiencia de este tratado se extrapoló a los demás países del Cono Sur.
Al año siguiente de la Declaración de Iguazú, el 29 de julio de 1986, se firmaría el “Programa para la Integración Argentino-Brasileña”. Este acuerdo bilateral tenía por objetivo propiciar un espacio económico común, con la apertura de los respectivos mercados y el estímulo a la complementación progresiva de los sectores empresariales de cada país a las nuevas condiciones de competitividad.
En 1988 se consolidó la idea de integración con el objetivo de construir un espacio económico común por medio de la liberalización comercial. De esta manera, se firmó el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo, que tenía por objetivo la eliminación de todos los obstáculos tarifarios y no tarifarios al comercio de bienes y servicios y a la armonización de políticas macroeconómicas.
Hacia fines del año 1989 perdería importancia la idea de integración planteada en términos bilaterales. Para entonces ya había una evolución en el intercambio comercial entre Argentina y Brasil y la continuidad democrática permitía mantener la idea de integración regional como una variable política central de ambos gobiernos. Por otra parte, las modificaciones de los programas económicos, la adopción de nuevos criterios de modernización y competitividad alimentarían la idea de formación de un Mercado Común.
Finalmente el día 26 de marzo de 1991, en Asunción, capital del Paraguay Se conforma el Mercado Común del Sur, más conocido como MERCOSUR, un importante proceso de integración regional, conformado inicialmente por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, al cual se sumaron posteriormente Venezuela (suspendida por “ruptura del orden democrático”) y Bolivia –esta última en proceso de adhesión–, que se unieron para avanzar en conjunto por el bienestar de sus pueblos.
En aquella ocasión, los cuatro países firmaron un acuerdo llamado “Tratado de Asunción”, que les permitía realizar negocios comerciales entre ellos, además de actuar en conjunto para hacer acuerdos con otros países del mundo, y sentaba las bases para que siguieran trabajando en diferentes áreas.