El jefe del Departamento de Dragado de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP), el ingeniero Benjamín Martínez, explicó la grave situación que atraviesa el tránsito fluvial en la confluencia del río Paraguay con el río Bermejo, debido a una combinación de factores naturales que han generado un embotellamiento de embarcaciones en la zona.

En conversación con la 1000 AM, Martínez detalló que más de 400 barcazas y 50 remolcadores se encuentran afectadas por la imposibilidad de avanzar debido a la acumulación de sedimentos en un tramo crítico del río Paraguay.
El río Bermejo es uno de los ríos más importantes de la Cuenca del Plata, y uno de los accidentes geográficos más notables de la región del Gran Chaco. Nace en las sierras de Santa Victoria y desemboca en el río Paraguay. Su tramo superior se halla en Bolivia pero la mayor parte de su recorrido y cuenca se encuentran en territorio argentino, sirviendo de frontera natural entre ambos países en un tramo de 75 km. El Bermejo es navegable por embarcaciones de pequeño tamaño solo en sus últimos 100 kilómetros. Forma la totalidad del límite entre las Provincias del Chaco y Formosa.
La situación, aunque no es nueva, se ha agravado debido a la bajante del río y el arrastre de lodo y restos vegetales provenientes del Bermejo, lo que ha reducido considerablemente la profundidad del canal de navegación.
«El río Paraguay no está teniendo la fuerza suficiente para limpiar naturalmente el sedimento que trae el Bermejo», explicó el ingeniero.

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Normalmente, la corriente del Paraguay debería arrastrar estos depósitos sin inconvenientes, pero con el nivel del agua en 1,80 metros en Pilar, cuatro metros por debajo de lo habitual, el cauce no tiene la capacidad de autolimpiarse.
Cada convoy de barcazas necesita una profundidad mínima de 11 pies, y en la actualidad apenas se logra habilitar un paso angosto que obliga a los barcos a maniobrar con extrema precaución. Como resultado, muchas embarcaciones quedan varadas, y al intentar remolcarlas, el canal se vuelve a obstruir.
Martínez confirmó que todos los días hay barcazas encalladas, lo que agrava aún más el embotellamiento. «El problema es que cuando una embarcación queda atascada, el trabajo de rescate termina removiendo más arena y barro, volviendo a cerrar el canal», explicó.
El bloqueo en el río Bermejo no solo afecta la navegación, sino que podría tener repercusiones económicas importantes. La mayor parte del comercio paraguayo se transporta por vía fluvial, y si la situación persiste, se espera un aumento en los costos de importación, especialmente de combustibles y otros bienes esenciales.

Aunque la problemática se encuentra dentro del territorio paraguayo, las autoridades argentinas han mostrado colaboración para permitir los trabajos de dragado.
Sin embargo, Martínez aclaró que, al no tratarse de un tramo soberano para Argentina, la responsabilidad del mantenimiento recae totalmente en Paraguay.
El sector naviero enfrenta uno de los mayores desafíos de los últimos años en este tramo del río, y la solución dependerá en gran medida de las condiciones climáticas y la disponibilidad de recursos para intensificar las labores de dragado.
De lo contrario, la congestión seguirá generando retrasos y costos adicionales en la logística fluvial del país.
En las últimas horas, y con esforzados trabajos para liberar un ancho que permita la navegación de las barcazas, el número de las embarcaciones varadas se redujo a la mitad (de 400 a 200 barcazas), pero el problema de fondo no fue solucionado.