Bruselas (Euractiv.com/.es) – La industria pesquera de la Unión Europea (UE) acusa a sus imitadores vegetales de ir demasiado lejos, con envases que hacen que el tofu parezca atún.

En enero de 2022 se presentó el primer ‘salmón’ vegetal estructurado y de corte completo que imita al salmón tradicional
Primero fue la carne. El sector ganadero intensificó recientemente la presión para prohibir el uso de denominaciones tradicionales de la carne en productos de origen vegetal, a lo que la Comisión Europea cedió la semana pasada.
«Es importante llamar a las cosas por su nombre», asegura Daniel Voces, director general del lobby Europêche, en un comunicado de prensa.
«Demasiados productos utilizan nombres de especies de peces, términos relacionados con el marisco e incluso imágenes de peces auténticos, todo ello sin contener realmente ninguno», alerta.
¿Qué pone en la etiqueta? ¿Realmente informa de todo el contenido?
La mayoría del Parlamento Europeo está dispuesta a apoyar a la industria pesquera en su lucha. «El sector (…) tendrá que competir con pescado que no es pescado», explica la eurodiputada francesa del Partido Popular Europeo (PPE) Isabelle Le Callennec, quien añade que los amantes del pescado deberían estar «preocupados«.
Esta semana, la comisión de Pesca del Parlamento Europeo (PECH) debatió un informe en el cual se asegura que las normas de la UE se quedan cortas a la hora de proteger los productos del mar de la apropiación del nombre por parte de sus homólogos vegetales.
El informe argumenta que etiquetas como «salmón vegetariano alternativo» suscitan preocupación y señala un mosaico de nombres inventados y juegos de palabras: «Solmon», «Sal-nom», «Salmonderful», «Toona», «Tu-nah», «Tunalicious»… La lista es tan larga como creativo es el mercado.

Industrias «El Corario S.A.»
Aunque el informe advierte de que esas etiquetas pueden confundir fácilmente al comprador, otros asegura que eso es sólo -o todavía- una suposición.
«Aquí falta un factor, y es el comportamiento real del consumidor«, explica a Euractiv Fien Minnens, investigador en marketing agroalimentario y comportamiento del consumidor de la Universidad de Gante, al tiempo que señala las lagunas de datos del estudio.
«El informe parte de la base de que eso es claramente engañoso, e incluso insinúa que el crecimiento del mercado se podría deber a esas prácticas«, añade Minnens.
La belleza de un nombre
Como era de esperar, el grupo de presión vegetariano de la UE (EVU) intervino y envió una carta a los eurodiputados para convencerles. El EVU explica que la industria basada en plantas sabe muy bien quiénes son sus clientes, y no tiene necesidad -ni interés- en engañarlos.
«La razón por la cual los productores aplican esta práctica es para asegurarse de que los consumidores de productos vegetales, su público objetivo, compran los productos. Sería contrario al interés de los productores engañar a su público objetivo», subraya.
Minnens cree que hay formas para que la industria vegetal dé pistas atractivas al consumidor que busca productos parecidos al pescado sin correr el riesgo de engañar a los compradores haciéndoles creer que están comprando «pesca real».
El informe del comité PECH sugiere restringir totalmente los nombres de especies acuáticas en los alimentos de origen vegetal, pero Minnens se pregunta si hay margen para llegar a un compromiso
«Si se dice producto a base de soja inspirado en el atún, ¿es suficiente para evitar confusiones, o realmente hay que prohibir esos nombres?«, se pregunta, al tiempo que insiste en la necesidad de realizar estudios basados en pruebas.

Cuestión de principios
Para Minnens, en el centro de la polémica está la razón de ser de los productos vegetales. «Hay un grupo de consumidores que elige conscientemente no comer marisco, pero sigue buscando esa experiencia culinaria, y eso supone una amenaza para la industria pesquera», opina.
Europêche por su parte asegura que no tiene «ningún problema» con los nuevos productos alimentarios y que no se trata de «productos vegetales frente a productos del mar«. Sin embargo, quiere reafirmar el predominio del «tipo real» de comida sana.
En un comunicado de prensa, la organización critica la idea de que «el halo de salud en torno a lo vegetal» enmascara una realidad. «Muchos de esos productos están ultraprocesados, tienen un alto contenido en sal o grasa, y contienen alérgenos o ingredientes importados«, aseguran. Por su parte, el pescado contiene «Omega-3 real, no sólo suplementos añadidos«, subrayan.
Más allá de los debates sobre la salubridad y sostenibilidad de los falsos pescados, el creciente mercado de productos vegetales está ahí, y una parte de la industria pesquera de la UE aprovecha su potencial económico.
El informe del Parlamento constata que varios gigantes de la transformación de productos del mar han optado por diversificar su oferta y están detrás de las mismas alternativas vegetales que están en juego. Algunos dirían que es un caso clásico de «si no puedes vencerlos, únete a ellos«.
Mientras Bruselas debate si «Toona» es un ingenioso branding o una forma de saltarse las normas, una cosa está clara: de la pipa de Magritte a la nevera del supermercado, la pregunta sigue abierta: ¿es un nombre alguna vez sólo un nombre?
(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)