Una empresa conjunta de piscicultura ha presentado una propuesta al gobierno de las Islas Malvinas para producir hasta 50.000 toneladas métricas de salmón del Atlántico por año en las aguas del remoto archipiélago del Atlántico Sur.

Unity Marine, una empresa conjunta entre la consultora danesa F-land ApS y la marca de mariscos Fortuna con sede en las Islas Malvinas, ahora está esperando la aprobación gubernamental de sus planes.
«Solicitamos al gobierno de las Islas Malvinas que introduzca una legislación habilitante, como ya lo ha hecho para la industria de los hidrocarburos, junto con un sistema de licencias que exija a los operadores financiar evaluaciones ambientales e investigación científica adecuadas para que podamos evaluar y gestionar los riesgos ambientales», declaró a Seafood Source el director general de Unity Marine, James Wallace.
«Nuestra empresa u otras partes interesadas podrían entonces solicitar licencias, evaluadas por méritos individuales y sujetas a evaluaciones de impacto ambiental».
La idea de cultivar peces en las islas, ubicadas a 480 kilómetros al noreste de Argentina, se ha barajado durante varias décadas. La Legislatura de Tierra del Fuego aprobó de forma unánime en 2021 una ley que prohíbe la cría de salmones en la provincia, una decisión que resultó «histórica» ya que convirtió a la Argentina el primer país del mundo donde se legisló contra esta actividad nociva para el medio ambiente.

Entre 1987 y 1992 se llevó a cabo un proyecto piloto de cultivo de salmón en jaulas abiertas, lo que demostró que se podía cultivar Salmon a un ritmo comercialmente aceptable en aguas de las Malvinas.
Posteriormente, en 2006, el gobierno de las Malvinas presentó un Proyecto de Ley de Piscicultura que proporcionó un marco legislativo para la concesión de licencias y la regulación de la práctica. Sin embargo, no fue hasta 2017 que se formó Unity Marine, cuyo objetivo era demostrar la viabilidad de un proyecto sostenible a gran escala.
Inicialmente, el gobierno del territorio insular contrató consultores externos para revisar las mejores prácticas globales en la salmonicultura, en el contexto de la legislación vigente en las Islas Malvinas.
La revisión llevó al organismo responsable de la formulación de políticas del gobierno a prohibir la piscicultura a gran escala y a rechazar una consulta pública sobre las propuestas de Unity Marine.

Según Greenpeace la industria del salmón no se puede desarrollar de manera sustentable. «No hay manera correcta de hacer lo incorrecto. Los salmones son una especie exótica en mares de Argentina y Chile, no son una especie que estén de manera natural, por lo cual la cantidad de químicos y antibióticos que se necesitan para su producción, además del impacto que generan en el ecosistema, hacen prácticamente imposible que esta actividad se realice sin impacto», precisaron en su momento.