“Los subsidios estatales de China –que ascienden a alrededor de 1800 millones de dólares– han permitido que la flota, con un exceso de capacidad, explote las aguas de las naciones en desarrollo que dependen de los recursos marinos para su sustento y seguridad alimentaria”.
Una flota que está dispuesta a todo por cumplir estos objetivos, léase ‘finning’, muerte de focas, capturas de tortugas o mamíferos pero también a saltarse los derechos humanos de sus tripulaciones.
Un nuevo informe de Environmental Justice Foundation denuncia no solo la pesca ilegal de esos miles de buques sino también los “abusos contra los derechos humanos”. Todo ello posible “gracias a la falta total de transparencia en las pesquerías mundiales”, denuncia la ONG que, tomando el testimonio de más de cien tripulantes a bordo de 88 embarcaciones, cifra que el 95 % de los consultados informó haber presenciado alguna forma de pesca ilegal. Estos hechos denunciados “resaltan el fracaso general del gobierno chino para controlar y regular de manera efectiva su flota de aguas distantes, pero también revelan un problema internacional más amplio: la impactante falta de transparencia en todo el sector”, destaca. Además de que China controle su flota, cualquier nación que importe pescado capturado por barcos chinos “debería exigir total transparencia en toda la cadena de suministro. Esa es la única forma en que podemos estar seguros de que nosotros, como consumidores, no terminamos comiendo pescado capturado por esclavos y provocando la destrucción de nuestro océano”, defiende la ONG.
EL BARCO DEL DIABLO
Los hechos que se recogen en el informe sobrecogen solo con su lectura. “Casi toda la tripulación entrevistada dijo que a los tiburones se les quitaban las aletas ilegalmente en sus barcos, un proceso cruel y derrochador en el que se quitan las aletas más valiosas y se arroja al tiburón por la borda para que muera. Las imágenes de los teléfonos inteligentes también muestran focas siendo golpeadas hasta la muerte y decapitadas, y más de un tercio de los entrevistados informaron que especies protegidas como tortugas y focas fueron capturadas y asesinadas en sus embarcaciones. Alrededor de una quinta parte de la tripulación también dijo que los delfines eran sacrificados de forma rutinaria como carnada para los tiburones”, apunta EJF. “No importaba si el tiburón era grande o pequeño, incluso los bebés dentro del vientre de los tiburones, los tomamos a todos. Supongo que podrías llamarlo un ‘barco del diablo’«, dijo un miembro de la tripulación.
En cuanto a los aspectos humanos, los consultados denuncian graves abusos contra los derechos humanos de la tripulación migrante: abuso físico y verbal, jornadas extenuantes, comida y agua inadecuadas y trabajo forzado a manos de capitanes chinos y tripulantes de mayor rango. “El testimonio y las imágenes que recibimos revelaron que la tripulación indonesia fue golpeada con tubos de metal y amenazada con cuchillos por parte de la tripulación china de mayor rango. En general, el 58 % de la tripulación que entrevistamos dijo que había presenciado o experimentado violencia física y el 85 % informó sobre condiciones de trabajo y de vida abusivas”, denuncia EJF.
CORPORACIONES OPACAS
Además de los delitos cometidos en el mar, el informe examina las empresas involucradas en estas infracciones, mapeando las complejas estructuras corporativas en tierra de la flota. En Ghana, por ejemplo, se sospecha que al menos el 90 % de la flota de arrastre industrial del país es propiedad de corporaciones chinas que utilizan empresas locales “de fachada” para registrarse como ghanesas y eludir la ley, señala EJF. Y recuerda que la opacidad imposibilita el seguimiento de las cadenas de suministro. “Sin embargo, lo que se sabe es que varios barcos chinos de aguas distantes tienen licencia para exportar a Europa, y China es el mayor socio comercial de productos del mar de EE.UU.”, denuncia.
África es uno de los principales puntos de actividad de la flota china y, según apunta el informe de EJF. “En África Occidental, un área conocida por estar plagada de pesca ilegal, la flota china de arrastre de fondo captura aproximadamente 2,35 millones de toneladas de productos pesqueros cada año”, apunta. “Estas embarcaciones subsidiadas por el estado están devastando el océano, cometiendo abusos contra los derechos humanos y fomentando la injusticia ambiental, todo mientras se esconden detrás de complejas estructuras corporativas en tierra que impiden que los responsables rindan cuentas”, concluye EJF.