¿Porque la industria naval?

Por Pancho BANEGAS – En primer lugar, somos un país marítimo, bi-continental y tenemos unos de los sistemas de navegación fluviales de una de las cuencas más importante del planeta.  La plataforma submarina ocupa 2 de cada 3 kilómetros del total del territorio nacional, vale decir que nuestra mayor extensión territorial está en el mar.

        Solo por una cuestión de defensa de nuestros recursos la Industria Naval debiera ser estratégica para la toda la Nación, estamos hablando de la construcción de una política de estado que debiera transcender los distintos gobiernos.  Y donde debe comenzarse esa construcción es en el Congreso de la Nación que es uno de los poderes del Estado, justamente el que emana de la representación popular y donde hay diversas representaciones políticas. 

        Hasta los años 90 las vías navegables, los puertos, la flota y los astilleros fueron un sector integrado.  En los 90 se tomó la decisión de abandonarlo, y no solo se perdió la capacidad estatal, sino que en el caso de la flota y los astilleros también experimentaron una enorme pérdida de empresas privadas que generaban trabajo genuino de alta calificación. Los que estamos hoy aquí somos sobrevivientes, tanto los que estamos en los astilleros del Estado, los que están en los astilleros privados, como los sectores profesionales, hemos llegado a la actualidad no solo con la notoria ausencia de políticas a favor del desarrollo industrial, sino que venimos enfrentando medidas y políticas que van directamente en sentido contrario.

        Para ser contundente, nos referimos por ejemplo a que los buques son los únicos bienes de capitales que se permite que ingresen usados al país, mientras que otros países protegen a sus industrias acá permitimos algo inadmisible como querer hacer competir una construcción nueva con un buque usado.    

        Entregar las vías navegables, los puertos, la flota y los astilleros, literalmente nos expulsó del agua: creemos que es hora de abordar esta problemática que genera enormes costos para el desarrollo de la toda la Nación.

        El transporte por agua es por lejos el más conveniente y el más económico, si tomamos la relación entre el peso de una carga, por decir toneladas y la fuerza necesaria para moverla, digamos HP (caballos de fuerza), la relación es que con un HP por camión se transporta una tonelada, en tren se transportan 10 toneladas y en buque se transportan 100 toneladas. 

        Si observamos el movimiento de la economía de nuestro país a través de los buques, vamos a ver que parten miles de buques a granel cuyo común denominador es que transportan cargas con bajo valor agregado, con pocas horas de trabajo, siendo la otra cara el arribo de buques portacontenedores, adentro de los cuales hay una enorme diversidad de productos, que si tuviéramos que definirlo son millones de horas de trabajo realizadas en el extranjero.

        Pero las imágenes no se agotan allí. Toda la carga que se exporta e importa se transporta en buques, pero casi toda la carga que se mueve en nuestro extenso territorio es transportada por camiones.  Algunos sectores pregonan que el problema de la industria es impositivo, dicen que con la cantidad de impuestos existentes no se puede producir, sin embargo, Tierra del Fuego, a pesar de contar con un régimen fiscal especial, tiene costos logísticos enormes. Desde el puerto de Buenos Aires al puerto de Ushuaia se transportan contenedores en camión por más de 3.000 kilómetros. ¡Con paso por el estrecho de Magallanes por Chile incluido! Y así toda la carga que se mueve hacia la Patagonia se hace en camiones. Idéntica situación padece el resto del país: el kilo de yerba que viene de Misiones al puerto de Buenos Aires en camión tiene un costo de transporte superior a transportar el mismo kilo de yerba en buques del puerto de Buenos Aires al puerto de Shanghái. Y así podemos seguir: una parte de la producción de papas de Balcarce se procesa en Mar del Plata, en una de las plantas del rubro más importante del Cono Sur. Se exporta fundamentalmente a San Pablo y seguramente creerán que estando sobre el litoral marítimo ambas ciudades el transporte se hace en barco, pues no, se utilizan camiones porque las navieras internacionales no quieren transportar nuestra producción y se hace en camión limitando el potencial de poder acceder a nuevos mercados.  

        En suma, estamos abordando la problemática de una industria estratégica como la naval. Lo decimos de manera contundente: si los argentinos no volvemos a navegar, no tendremos manera de industrializar el país.  Solo en la realización del comercio exterior perdemos entre 7.000 y 10.000 millones de dólares por año. En cuanto al mercado interno perdemos la oportunidad de agregar valor a nuestros recursos. En términos logísticos la Argentina está fracturada, por ejemplo para ir de un puerto metropolitano a Mar del Plata tenemos que pasar por Montevideo, teniendo el 8vo litoral marítimo del mundo. No tenemos salida al mar o peor aún: salimos al mar hacia el norte, cuando toda nuestra extensión territorial está hacia el sur. Para completar el desastre en el que nos encontramos, recientemente el Poder Ejecutivo Nacional autorizó el dragado del canal de acceso al puerto de Montevideo a 14 metros, subsumiendo a todos los puertos argentinos en el estuario del Río de la Plata y fortaleciendo con nuestro comercio exterior al puerto donde se abastecen las flotas de pesca que depredan riquezas en las aguas circundante a nuestras islas Malvinas.

Sabemos que el tiempo que tenemos es breve, queremos aprovechar para realizar propuestas que se puedan llevar adelante desde el Congreso de la Nación para poder revertir la situación en la que nos encontramos:

  1. En el marco de la delegación de obras públicas que está haciendo el Estado Nacional, se permita que la Provincia de Buenos Aires pueda realizar el dragado del canal Magdalena, conjuntamente con el acceso al puerto de La Plata a 14 metros.
  2. Que los buques que demanden los organismos del Estado se construyan en astilleros nacionales, cumpliendo con el artículo 15 de la ley 27418. 
  3. Que se regule por única vez, y como excepción, un periodo de 5 años para el ingreso de buques usados, con la condición de que cada buque usado que ingrese genere la obligación de construir en astilleros nacionales por el mismo tonelaje de registro del buque ingresado. Pasados esos 5 años quedará prohibida la entrada de buques usados.
  4. Que se conforme un fondo de financiamiento para construir una flotilla de graneleros que opere como flota testigo del pabellón nacional.
  5. Construir una flotilla de buques de carga rodada para poder unir los puertos metropolitanos con los puertos patagónicos y de la isla de Tierra del Fuego, uniendo e integrando de manera vertical el litoral marítimo.  Estos buques podrían ser parte de la división de Transportes Navales de la Armada Argentina, y pueden transportar camiones en la bodega y contenedores en cubierta.

Aclaramos que tanto del granelero como del buque de carga rodada tenemos anteproyectos que han sido realizados por la Industria Naval Nacional.

  • La recuperación de los artículos vetados de la Ley 27418, nos referimos al fondo de financiamiento y al bono fiscal.

Francisco “Pancho” Banegas

Secretario General ATE Ensenada – Astillero Río Santiago