Los sindicatos pesqueros ratificaron su postura de no negociar ningún recorte salarial y pidieron una recomposición que contemple los efectos de la inflación sobre los haberes de los trabajadores. En esa línea, desde el sector gremial también advirtieron sobre la existencia de un posible lockout encubierto.

Según denunció el SOMU, algunos empresarios mantendrían sus flotas fuera de operación, pese a que las condiciones para salir a pescar ya están dadas. Esa actitud, consideran los gremios, constituye una maniobra para forzar una rebaja de salarios y doblegar la resistencia de los marineros.
Mientras tanto, el SOMU, junto a los sindicatos aliados continúan con la medida de fuerza y reclaman una propuesta salarial concreta que compense la pérdida de poder adquisitivo. Por su parte, las cámaras empresarias presionan por una reforma integral del convenio colectivo y sostienen que el sector ya no cuenta con margen económico para otorgar aumentos.

Por el momento, el conflicto sigue sin una salida clara y mantiene paralizada la temporada de langostino, con un impacto creciente sobre la economía del puerto. Vale remarcar que la pesca de esta especie constituye uno de los principales motores económicos del litoral atlántico, especialmente en Mar del Plata
En tanto, la demora en el inicio de las actividades amenaza con perjudicar no solo a los trabajadores embarcados, sino también a las plantas de procesamiento, los transportistas y otros eslabones de la cadena productiva.