Según los datos suministrados por la firma naviera danesa Maersk, la llegada del buque contenedor Maersk Saltoro, que salió el 27 de diciembre desde San Antonio (Chile) con más de 1.300 contenedores cargados con cerezas y debería haber arribado el 15 de enero a las lejanas tierras de China, volvió a postergarse. Hasta el día viernes la información daba cuenta de que el barco iba a alcanzar el puerto Nansha, terminal GZ Oceangate, el domingo 16 Febrero a partir de las 16 según la información suministrada.

Maersk volvió a reprogramarlo para mañana lunes 17 a las 9 de la mañana (hora en destino), para luego partir con una nueva carga hacia Hong Kong el 18 de febrero a las 6 de la mañana con llegada estimada a destino a las 0.30 del jueves 20 de febrero.
El comercio de cerezas entre Chile y China, una de las rutas más dinámicas del sector frutícola global, atraviesa un episodio crítico que pone en jaque a los exportadores trasandinos. Según datos de la firma naviera danesa Maersk, el buque portacontenedores Maersk Saltoro, que partió desde el puerto chileno de San Antonio el 27 de diciembre, llegará a China con más de un mes de retraso, tras una falla mecánica que lo dejó a la deriva en el Pacífico.
Lo que debía haber sido una travesía eficiente y programada para abastecer el mercado chino con más de 1.300 contenedores de cerezas frescas, se convirtió en un problema logístico sin precedentes. La embarcación debía arribar a Nansha el 15 de enero, pero, después de varias reprogramaciones, Maersk confirmó que recién tocará puerto el 17 de febrero a las 9 de la mañana (hora local). Para los exportadores chilenos, este retraso representa un riesgo de pérdidas millonarias. La carga, valorada en más de 110 millones de dólares, pasó más de 50 días en altamar, un tiempo insólito para un producto perecedero como la cereza, pese a que la empresa transportista asegura haber mantenido la refrigeración en todo momento.
China decidirá el futuro de la carga
El destino de estas cerezas ahora depende de la autoridad sanitaria china, que deberá inspeccionar los contenedores y determinar si la fruta es apta para ingresar al mercado en fresco. Fuentes del sector frutícola sostienen que es altamente improbable que la carga reciba la aprobación, ya que el largo período en alta mar podría haber afectado la calidad del producto. Según expertos consultados por el medio chileno La Tercera, las cerezas podrían presentar una piel más gruesa, rugosa, oscura y con marcas, un deterioro que las haría poco atractivas para el exigente consumidor chino. En el peor de los escenarios, la aduana podría rechazar completamente la carga, argumentando riesgos sanitarios.
En este punto, la multinacional Barbuss, especializada en gestión de siniestros y seguros, está en contacto con los exportadores afectados y se prepara para supervisar la apertura de los contenedores. Su rol será clave en las posibles compensaciones por parte de las aseguradoras, que esperarán el veredicto chino para definir si la carga se considera una pérdida total o si existe margen para su comercialización en otro formato.
Maersk, los seguros y la investigación en Singapur
El buque Maersk Saltoro, aunque opera bajo la marca Maersk, es propiedad de la empresa Argosy, con sede en Singapur. Esto complica aún más la situación, ya que la Autoridad Marítima y Portuaria de Singapur (MPA) inició una investigación para determinar la causa de la falla en su motor principal, ocurrida el 13 de enero. Durante casi un mes, el barco permaneció anclado en Micronesia para reparaciones, lo que generó un cuello de botella logístico y un impacto negativo en la cadena de suministro. Las conclusiones de la MPA serán clave para determinar responsabilidades y posibles reclamaciones de seguros por parte de los exportadores y de la propia naviera.

Asociacion Mutual de Trabajadores Portuarios y Afines Ltda. de la República Argentina
AMCOOP Ltda.
Por el momento, Maersk ha optado por un enfoque cauteloso en sus comunicados. La empresa sostiene que las condiciones atmosféricas dentro de los contenedores se han mantenido estables, pero evita comprometerse con garantías sobre el estado final de la fruta.
Un golpe a la industria frutícola chilena
Chile es el mayor exportador mundial de cerezas, y China es su principal mercado. Cada año, el país asiático importa más del 90% de su demanda de esta fruta desde los campos chilenos, convirtiendo a esta relación comercial en una pieza clave del agro chileno. El retraso del Maersk Saltoro ocurre en plena temporada alta de exportaciones y en un contexto donde los consumidores chinos esperan recibir cerezas frescas para las celebraciones del Año Nuevo Lunar, una fecha de altísima demanda. La imposibilidad de comercializar estos contenedores impactará a cientos de productores y empresas exportadoras, que podrían enfrentar pérdidas catastróficas en esta campaña.
En paralelo, el caso genera preocupaciones sobre la logística y confiabilidad de las rutas marítimas que abastecen el comercio frutícola global. Si bien los problemas mecánicos pueden ser impredecibles, los exportadores chilenos ahora enfrentan una crisis sin precedentes, donde ni el tiempo ni el mercado están de su lado. El desenlace de este episodio marcará un precedente para futuras negociaciones y para la relación entre exportadores, aseguradoras y compañías navieras en el comercio de perecederos. Pero, por ahora, la suerte de millones de kilos de cerezas chilenas sigue pendiendo de un hilo en los puertos de China.
Fuente: Redacción +P,