El barco había sido contratado para acudir en auxilio de los anglicanos que habían incursionado en el Beagle, de quienes se carecía de noticias. En ese viaje, Piedra Buena, de sólo 16 años, había sido promovido a segundo oficial, debido a su participación, dos años antes, de un viaje a la isla de los Estados y a su destacado desempeño.
En ese contexto, el ‘John E. Davison’ recibe un pedido de auxilio y emprende rápidamente esta misión. “Una fragata alemana, deshecha sobre las piedras (proximidades Cabo San Juan) había arrojado a veinticuatro náufragos sobre la isla, siendo salvados y llevados hacia una playa más hospitalaria (interior San Juan) por William Shapp –primer oficial del Davison- y el propio Piedra Buena. Atendidos los náufragos, provistos de elementos de supervivencia, zarpó el pailebote de Smiley (propietario del barco) hacia Navarino, donde halló los cuerpos mutilados de los misioneros de Allen Gardiner”.
Así comenzó un frondoso legajo de salvatajes en los mares australes. “¡Piedra Buena resulta ser la providencia de los náufragos! Nadie ha salvado –que yo sepa- con riesgo, angustia y desesperanza, un mayor número de destinos humanos (…) barrido por las olas furiosas, estremecido y vibrante el aparejo y dando terribles bandazos, aparece sobre el mar la silueta del pailebote ‘Manuelita’ o del velero ‘Nancy’ (posteriormente la ‘Espora’), o del cúter ‘Luisito’, o de la goleta ‘Santa Cruz’ –bajeles ilustres- cuya barra empuña la mano experimentada y valerosa del ínclito Piedra Buena«(Armando Braun Menéndez. Semblanza de Luis Piedra Buena).
“Un fuerte temporal obligó al ‘John E. Davison’ a refugiarse nuevamente en la isla (de los Estados) –nombre no consignado pero apreciado como el de San Juan de Salvamento- y en esta oportunidad tuvo, Piedra Buena, su primera participación en un salvataje de náufragos” Pablo E. Arguindeguy. Piedra Buena y la isla de los Estados.
Los socorros a náufragos comenzaban con mitigar el desamparo. “Más tarde, recogidos los náufragos a bordo, hay que ver al salvador prodigando cuidados y consuelos; cubriendo desnudeces, compartiendo los víveres escasos durante la larga y penosa navegación –apretujados náufragos y tripulantes en una bodega estrecha- hasta Punta Arenas o Patagones”.
Piedra Buena, nació el 24 de agosto de 1833 en el histórico fuerte y puerto de Carmen de Patagones, ubicado sobre el margen del Río Negro.
A los 9 años de edad se embarcó como grumete de un barco norteamericano que hacía la carrera hacia Buenos Aires, ingresó en una escuela primaria.
En 1847, conoce al capitán norteamericano H. W Smiley, su maestro en el mar y con quien recorre a bordo del “John Davison” , los mares del Sur pescando ballenas.
En 1849, en lsla de los Estados realizó su primer salvataje humanitario, rescatando del mar a 14 hombres que habían naufragado en estos, solidario gesto que sería una constante a lo largo de toda su vida.
Desde 1851 a 1854 surca los mares australes explorando las islas comprendidas entre cabo Vírgenes y Chiloé, internándose en los canales fueguinos y llevando a las tribus de la zona banderas de Argentina hechas de lona.
En 1875, el gobierno nacional, con el objeto de asegurar el dominio y la comunicación con las lejanas zonas del mar argentino, le concede una línea de navegación subpatagónica, y en 1878, por decreto del presidente Avellaneda es nombrado teniente coronel de la Marina, con grado de Sargento Mayor.
El 8 de noviembre de 1882, el presidente Roca le otorga el grado efectivo de teniente coronel de la Marina de Guerra.
A los 50 años, lo sorprendió la muerte en Buenos Aires, el 10 de agosto de 1883.
“Yo no aspiro a nada, sólo quiero tener en mi conciencia, la satisfacciçon de haber cumplido como el más honrado de los argentinos.” Luis Piedra Buena.