Burrada II: El gobierno de Milei pone en jaque la industria y la soberanía nacional

A mediados del siglo pasado, Argentina supo construir una de las marinas mercantes más poderosas de la región. El mundo de postguerra tenía hambre y estas pampas, alimentos. Impulsado por una política de Estado, de la mano del sector público y privado, se desarrolló una importante industria naviera que finalmente fue desmembrada durante el neoliberalismo en los ’90.

Ahora, el ministro Federico Sturzenegger pretende “desregular” aún más las tareas. Gremios, oposición y empresas navieras advierten que podría tratarse del «golpe final».aún más las tareas. Sin embargo, los gremios, la oposición y hasta empresas del rubro, advierten que podría tratarse del golpe final.

En noviembre del año pasado, los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Federico Sturzenegger (Desregulación) presentaron en Puerto Madero el proyecto que se plasmaría a través del Decreto 37/2025, con el nuevo Régimen de Navegación Marítima, Fluvial y Lacustre (REGINAVE).

Esperamos que en los próximos diez años la actividad se triplique. Tendremos libertad económica y estándares otorgados por organizaciones reconocidas internacionalmente”, indicó exultante la ministra, quien resumió: “Sin libertad económica, afuera; libre deuda para patrullaje, afuera; permisos del Estado, afuera; altos costos, afuera; horas de trámites, afuera; trabas inútiles, afuera”.

Pero, a través de otro decreto que está a la firma en los próximos días, se prevén más cambios. La diputada nacional de Unión por la Patria, Julia Strada, adelantó que el gobierno nacional pretende que “cualquier buque podrá dejar la bandera argentina y pasar a bandera extranjera. Además, los buques extranjeros podrán hacer tareas que eran exclusivas de nuestra Marina Mercante”.

Strada (originaria integrante del CEPA) describió que regirá la legislación laboral extranjera y se restringirá el derecho a huelga declarando como servicio esencial a la navegación, además de eliminar el requisito de baqueanos con conocimiento de la vía navegable, aumentando el riesgo de incidente ambiental. También se suprimirán los serenos de buques, por lo que se perderían 700 puestos de trabajo.

Para que se incluyan modificaciones o contemplar la idea de un futuro bloqueo del DNU, la oposición en el Senado y Diputados mueve sus piezas.

El lunes pasado, Gustavo González, el vicepresidente de la Comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios convoco a un encuentro para escuchar a referentes del sector.

A fines de 2004, Sturzenegger planteó dos cosas: primero, que no había por qué reservar el cabotaje marítimo para buques argentinos, o con tratamiento de bandera argentina, ya que Argentina se tenía que abrir al mundo; por otro lado, dice que está mal que la Zona Económica Exclusiva sea exclusiva de Argentina, por lo que el país podía venderle cupos de pesca a los extranjeros”, detalló a Tiempo Argentino, Fernando Morales, presidente de la Liga Naval Argentina, una asociación civil integrada por la Armada, la Prefectura, la Marina Mercante, la Industria Naval y la Industria Portuaria.

El tema de la pesca disparó una fuerte reacción por parte de los gobernadores patagónicos, de los gremios y de las propias empresas pesqueras argentinas. La pesca argentina tiene una suficiente cantidad de buques propios, más de 300, que perfectamente agotan los cupos determinados por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP)”, insistió Morales, quien reconoció que “la reacción fue tan grande, unánime y homogénea, que Sturzenegger por ahora lo dejó de lado. Entonces, ahora pretende avanzar contra la Marina Mercante con este decreto que viene demorado”.

Morales, argumenta que el gobierno está demorado en la publicación del DNU porque “no le parece lo suficientemente desregulador, por lo que lo mandó a rehacer”. Según el especialista, el área que conduce Federico Sturzenegger, postula que “los mares tienen que ser abiertos, que los argentinos tienen todo el derecho del mundo a hacer comercio marítimo, pero que tienen que competir en un pie de igualdad con cualquier extranjero”.

Estados Unidos, la guía espiritual de este gobierno, tiene una ley desde hace casi 100 años que dice que para hacer cabotaje allí, el transporte tiene que tener cuatro condiciones: el barco debe ser construido en Estados Unidos, debe ser tripulado por estadounidenses, debe tener la bandera de Estados Unidos y la empresa a la que pertenece tiene que estar bajo el control de estadounidenses”, enumeró Morales.


«De los 130 países que están en la Organización Marítima Internacional, 100 tienen sus aguas y su comercio marítimo reservado para su bandera».

Fernando Morales, presidente de la Liga Naval Argentina

Al encuentro también asistieron representantes de los diferentes sindicatos del sector que coincidieron en quejarse por la poca presencia de legisladores para discutir una política desregulatoria que “pone en jaque el trabajo, la industria y la soberanía”, puntualizaron los gremios en su exposición.

El plan desregulador, además de suponer la destrucción de por los menos veinte mil puestos de trabajo y la derogación de los convenios colectivos, tendría como fatídico desenlace la pérdida de nuestra independencia económica”, concluyeron. 

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