«No debería emprenderse a cualquier precio», apunta el responsable del informe. Una auditoría del organismo concluye que el impacto social no se ha estudiado a fondo y advierte del «dilema ecológico».
La “revolución azul” de la UE en materia energética, y en concreto a través del desarrollo de la eólica marina, “no debería emprenderse a cualquier precio”. “Las renovables marinas no deben dar lugar a un grave daño social o ambiental”.
Es la opinión Nikolaos Milionis, miembro del Tribunal de Cuentas de la UE y máximo responsable de la auditoría realizada por el organismo sobre la estrategia de la Unión y sus EM sobre eólica marina. La conclusión del informe, que supone un espaldarazo a la posición defendida por el sector pesquero español, apunta que el desarrollo de la energía renovable marina en Europa ofrece “resultados ambiguos”.
Así, el Tribunal de Cuentas Europeo considera que, si bien las medidas y los fondos de la UE han contribuido al desarrollo de la denominada ‘energía azul’ para la consecución de los objetivos del bloque en materia de energía y clima, es “posible” que la UE no alcance sus objetivos “ambiciosos” y además vaya a ser necesario “realizar un esfuerzo bastante mayor para que la energía renovable marina sea sostenible desde el punto de vista socioeconómico y medioambiental”. De momento, desde 2007, se han destinado 2 300 millones de euros del presupuesto de la Unión a las tecnologías renovables marinas. El Banco Europeo de Inversiones, por su parte, ha proporcionado préstamos e inversiones en capital por valor de 14 400 millones de euros.
El Tribunal de Cuentas también se hace eco del “dilema ecológico” que plantea la energía eólica, “clave” para la transición ecológica de la UE pero cuyo su desarrollo puede dañar el medio marino. Al respecto, considera, que aunque la estrategia verde de la UE tiene la biodiversidad como pilar, la Comisión no ha valorado sus posibles consecuencias medioambientales, como el desplazamiento de especies y los cambios estructurales de las poblaciones, la disponibilidad de alimentos o los patrones de migración, por citar solo algunos ejemplos. En general, los auditores temen que la expansión por Europa de la energía renovable marina sea perjudicial para el medio marino, tanto por debajo como por encima del nivel del mar.
El Tribunal de Cuentas también se hace eco del “dilema ecológico” que plantea la energía eólica, “clave” para la transición ecológica de la UE pero cuyo su desarrollo puede dañar el medio marino
La auditoría recoge específicamente los problemas de compatibilidad que surgen con el sector pesquero, que “siguen en gran medida sin resolverse”. Con todo, y a pesar de la oposición de la pesca, el informe recoge que las renovables marinas «rara vez conviven con otras actividades”. Además, los países de la UE con aguas compartidas apenas planifican proyectos conjuntos, desaprovechando la oportunidad de hacer un uso más eficiente del escaso espacio marítimo. Asimismo, las implicaciones socioeconómicas del desarrollo de las energías renovables marinas “no se han estudiado con la suficiente profundidad”.
DEPENDENCIA DE CHINA E INVERSIÓN
Los auditores también advierten que los riesgos vinculados al suministro de materias primas fundamentales, pues casi todos los materiales han sido suministrados por China, país que también desempeña un papel crucial en la fabricación de imanes permanentes para los generadores de turbina eólica. “En la UE, la dependencia de las materias primas puede generar cuellos de botella, y los auditores manifiestan su preocupación por la seguridad del suministro en el contexto actual de tensiones geopolíticas”, indica el informe.
Por último, el Tribunal de Cuentas señala que las metas de inversión que exigirá cumplir el objetivo de Bruselas no será fácil de cumplir. Frente a los 16 GW instalados actualmente, la UE quiere alcanzar los 61 GW para 2030 y los 340 GW en 2050, con una inversión estimada de 800 000 millones de euros, procedentes en su mayor parte de la inversión privada.
Fuente: Industrias Pesqueras